lunes, 23 de octubre de 2017

Comentario de texto: "El árbol de la ciencia"

TEXTO NÚMERO 3 CORRESPONDIENTE A LA OBRA “EL ARBOL DE LA CIENCIA”

A Andrés le indignó la indiferencia de la gente al saber la noticia. Al menos él había creído que el español, inepto para la ciencia y la civilización, era un patriota exaltado, y se encontraba que no; después del desastre de las dos pequeñas escuadras españolas en Cuba y en Filipinas, todo el mundo iba al teatro y a los toros tan tranquilo; aquellas manifestaciones y gritos habían sido espuma, humo de paja, nada. Cuando la impresión del desastre se le pasó, Andrés fue a casa de Iturrioz; hubo discusión entre ellos.
-Dejemos todo eso, ya que afortunadamente hemos perdido las colonias -dijo su tío-, y hablemos de otra cosa. ¿Qué tal te ha ido en el pueblo?
-Bastante mal.
-¿Qué te pasó? ¿Hiciste alguna barbaridad?
-No; tuve suerte. Como médico he quedado bien. Ahora, personalmente, he tenido poco éxito.
-Cuenta; veamos tu odisea en esa tierra de Don Quijote.
Andrés contó sus impresiones en Alcolea; Iturrioz le escuchó atentamente.
-¿De manera que allí no has perdido tu virulencia ni te has asimilado al medio?
-Ninguna de las dos cosas.
-Y esos manchegos, ¿Son buena gente?
- Sí, muy buena gente; pero con una moral imposible.
- Pero esa moral, ¿No será la defensa de la una tierra pobre y de pocos recursos?
-Es muy posible; pero si es así, ellos no se dan cuenta de este motivo.
-¡Ah, claro! ¿En dónde un pueblo del campo será un conjunto de gente de conciencia? ¿En Inglaterra, en Francia, en Alemania?
En todas partes, el hombre, en su estado natural, es un canalla, idiota y egoísta. Si ahí en Alcolea es una buena persona, hay que decir que los alcoleanos son gente superior.
-No digo que no. Los pueblos como Alcolea están perdidos, porque el egoísmo y el dinero no está repartido equitativamente; no lo tienen más que unos cuantos ricos; en cambio, entre los pobres no hay sentido individual. El día que cada alcoleano se sienta a sí rnismo y diga: “No transijo” ese día el pueblo marchará hacia adelante.
-Claro; pero para ser egoísta hay que saber; pira protestar hay que discurrir. Yo creo que la civilización le debe más al egoísmo que a todas las religiones y utopías filantrópicas. El egoísmo ha hecho el sendero, el camino, la calle, el ferrocarril, el barco, todo.
-Estamos conformes; Por eso indigna ver a esa gente, que no tiene nada que ganar con la maquinaria social, que, a cambio de cogerle el hijo y llevarlo a la guerra, no les da más que miseria y hambre para la vejez, y que aun así la defienden.

Estructura: Estamos ante un texto literario perteneciente al subgénero de la narrativa, el cual consta de tres partes: la primera de ellas es el planteamiento que ocupa el primer párrafo cuyo tema principal es la denuncia de la indiferencia de la sociedad española ante la pérdida de las últimas colonias: Cuba y Filipinas y como idea secundaria la introducción a la charla entre tío y sobrino.

La segunda parte de de este texto es el nudo (líneas 8-37) cuya idea principal es la exaltación del egoísmo y el dinero como medios de progreso de la sociedad humana y como idea secundaria la denuncia de las diferencias sociales persistentes en los pueblos menos desarrollados que las ciudades por la distribución inequitativa de egoísmo y dinero causadas por el inmovilismo de las clases populares.

Finalmente, la tercera parte es el desenlace (líneas 38-41) cuyo tema principal es la denuncia de la defensa de la organización social perjudicante a las clases populares por parte de las mismas.

Resumen: La denuncia de la indiferencia de la sociedad española de principios de siglo XX ante la pérdida de las últimas colonias: Cuba y Filipinas sirve de introducción a la charla entre tío y sobrino, en la cual se exalta el egoísmo y el dinero como medios de progreso de la sociedad humana, de lo cual se deduce que las diferencias sociales persistentes en los pueblos menos desarrollados que las ciudades es causada por la distribución inequitativa de egoísmo y dinero y persiste por el inmovilismo de las clases populares. Tío y sobrino concluyen en la denuncia de la falta de espíritu crítico de las clases sociales que no son conscientes del perjuicio que les supone la desigual orgnización social.

Tema: La denuncia del inmovilismo de las clases populares como causa de su situación de desigualdad.

Comentario de texto:


Estamos ante un texto literario narrativo extraído de la obra literaria: El árbol de la ciencia perteneciente a la trilogía La raza cuyo autor es Pío Baroja, uno de los autores más destacados de la Generación del 98.

Es una lástima la pasividad de la sociedad española ante los distintos acontecimientos que vive: en el texto se destaca el desastre del 98, cuando perdimos Cuba y Filipinas, resultado de una guerra que desde antes que empezara se sabía que iba a acabar en derrota por la mala situación en que estaba el ejército español y es que tenía una flota anticuada y débil frente a la de Estados Unidos… Aunque, como siempre, había quien le vendía la burra a los españoles pintando una situación contraria a la que se vivió.

Esta pasividad se sigue manifestando en la actualidad: solo en las primeras elecciones que ganó Felipe González (1982) la participación en los comicios fue significativa superó con creces a la de junio 2016 en la que los datos de participación fueron vergonzosos, fruto de la decepción de los españoles por la mala actuación de la clase política.

Debemos reflexionar sobre si de verdad esta pasividad nos ha llevado a una mejoría: si las mujeres se hubieran quedado impasibles ante una sociedad machista, si los trabajadores de las fábricas hubieran seguido trabajando sin reivindicar sus derechos, ¿tendriamos en la actualidad vacaciones? ¿Tendríamos un salario digno?¿Podrían las mujeres estudiar?¿Podrían estar hombres y mujeres en la misma clase?¿Existiría en España un sufragio universal para mayores de 18 años?¿Seríamos iguales ante la Ley?

Nuestra pasividad solo beneficia a los poderosos. Debemos tener espíritu crítico a cerca del mundo que nos rodea para saber la verdad de lo que nos rodea para tratar de evitar que nadie nos manipule.

También en el texto se menciona la confluencia de dinero y egoismo para el desarrollo de la sociedad: dicen que los pobres se unen en su desgracia y no compiten por el desarrollo en las zonas rurales y que hasta que no digan “ya no aguanto más” no se va a poder cambiar la situación de desigualdad… En esto se observan los lastres que el Antiguo Régimen había dejado en los pueblos de la geografía española en los que seguían existiendo señores que mandaban sobre su feudo, en este caso caciques que tenían el poder económico del pueblo y del sistema proteccionista de los gremios (producción agrícola).

En definitiva, la sociedad española sigue siendo como siempre irracional: intransigente y, a la vez, egoísta. Si queremos que las cosas cambien no podemos quedarnos cruzados de brazos: tenemos que defender nuestras ideas y derechos ante quienes quieren beneficiarse de las desigualdades que, curiosamente, siguen siendo los mismos de siempre.


                                                 Procedencia

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