miércoles, 11 de noviembre de 2015

Muy Machos

Aunque no me gusta el fútbol, disfruté con la victoria de La Roja en Francia porque nos hacen mucha falta las alegrías. Eso sí, viendo los abrazos de los jugadores me quedé pensando en la sorprendente ausencia de homosexuales reconocidos entre ellos. ¡Y luego nos jactamos de que nuestra sociedad es tan tolerante y de que la homofobia ya no existe! De acuerdo: entonces, ¿dónde están los futbolistas gais? 
 Según diversos estudios internacionales, el porcentaje de homosexuales se mantiene más o menos estable en todas las culturas y se mueve en una franja entre el 2% y el 7% de la población. Un puñado de dimensiones perfectamente visibles, diría yo. Repito, ¿dónde están? Una amiga me cuenta que, hará unos cuatro años, escuchó en el programa radiofónico Hablar por hablar a un hombre joven que salió al aire sin identificarse, aunque supongo que lo habría hecho antes, en el control, porque, si no, no le hubieran dado paso. Y dijo algo así: “Soy futbolista, soy homosexual, juego en Primera División y tengo que ocultar mi condición. Gano mucho dinero y soy muy desgraciado”. Suena arcaico y parece remitir a una realidad obsoleta y remota, pero debo decir que está ocurriendo cada día, que no sucede solo en España y que no se ciñe solo al fútbol. El deporte en general, ese poderoso espejo de las masas, está cubierto por un velo homofóbico. En los JJ OO de Pekín 2008, solo hubo 10 atletas declaradamente gais entre los 11.000 participantes. En los JJ OO de Londres 2012, 20 atletas entre 12.000. No se puede decir que la cosa progrese a velocidades supersónicas. Y, mientras La Roja jugaba tan virilmente en Francia, París se llenaba de manifestantes contra las bodas gais (como España en 2005). Me pregunto cuántas otras realidades damos por solucionadas, cuántos otros prejuicios solventados, sin que sea verdad en absoluto.
                                                                                ROSA MONTERO, El País, 2/04/2013


TEMA
La homosexualidad en el deporte y los prejuicios ante ellos.

RESUMEN
La autora describe la situación actual en cuanto a homosexuales en el fútbol y en cuanto al deporte en general se refiere y explica que esto ocurre por los prejuicios que la sociedad tiene y defiende que no deberíamos decir que la homofobia ya no existe; pues esto ocurre actualmente.

ESTRUCTURA DEL TEXTO

El texto cuenta con una estructura inductiva, pues la tesis aparece al final y consta de 4 partes, la primera de ellas es una introducción, que ocupa las 4 primeras líneas, en la que se da a conocer la extrañez de la autora porque no haya futbolistas que se hayan declarado homosexuales. Después, existe un cuerpo argumentativo, en el que se explica que hay bastantes homosexuales en cada país como para que no haya en ningún futbolista homosexual y que haya muy pocos atletas homosexuales en los JJOO y ademas, se añade el caso particular de un futbolista que apareció anónimamente en la radio declarando su homosexualidad. Después, tiene una conclusión, en la que subscita a que pensemos en los prejuicios que tenemos y en las realidades que pensamos solucionadas, pues en verdad, todo ello es mentira. En la misma, podemos encontrar la tesis en la que expone que, en realidad; tenemos prejuicios que no reconocemos.

COMENTARIO

Este texto, publicado en el diario El País es un texto periodístico de opinión en el subgénero de columna de opinión, pues su autora, Rosa Montero, tiene una sección fija en dicho periódico.

Además, podemos encontrar argumentos de hecho, ya que se basan en hechos que se pueden verificar, como las cifras de atletas homosexuales y la porción de población que compone este colectivo, lo que es muy reprovable, pues estas personas también tienen derecho a participar de estos juegos olímpicos,

Después, podemos encontrar argumentos de progreso, pues defiende que estas persnas deberían ser verdaderamente socialmente aceptadas, cosa que en la actualidad todavía no se ha conseguido, aunque creamos que hemos avanzado, lo que es cierto, pero que creo que estas ideas son demasiado modernas, y que la sociedad todavía no está preparada para asimilarlo y, en general, usa una argumentación emotiva.

Lo que es cierto, es que no tenemos en cuenta que los homosexuales y transexuales también son personas normales y corrientes, como tú y como yo, aunque todavía existen opiniones tan retrógradas que creen que se trata de una malformación o enfermedad hereditaria, o que es tal vez culpa de alguna mala actitud aprendida de los padres.

Todavía, esta condición es tomada como tabú; algo de lo que avergonzarse. Se les llama de muchas maneras diferentes, unas eufemistas, otras ofensivas, pero el caso es que se les llama, cuando tendría que ser al contrario, unas personas y nada más, a las que les gusta una persona de su mismo sexo. Como decía el Papa Francisco: "Si alguien es gay y busca al Señor, ¿quién soy yo para juzgar?"

Lástima que esto sólo lo haya dicho por el colectivo homosexual y no para el transexual, personas que no se sienten identificadas con su sexo y que intentan cambiarlo. Las opiniones sobre estos es que no saben ni lo que son y, concretamente en la Iglesia, hace relativamente poco; una persona homosexual, declarada muy religiosa no se le permitió ser padrino de su sobrino, puesto que, según el señor arzobispo de la archidiócesis de Jaén era una mala influencia para la próxima nueva miembro de la Iglesia Católica. Este caso se denunció, pero como suele ocurrir en la Iglesia, no tuvo grandes efectos, lo que desembocó en el no bauio de la criatura.

Vi también hace poco, un capítulo del programa MADRES, de la televisión pública de Andalucía, en que una madre contaba como asimiló que su hija no se sintiera como tal y la madre afirmaba que Sofía, que así es como le llamó en un primer momento, nunca había existido, sino que desde siempre él había sido Raúl. Después, explicaba las diferentes trabas que la administración ponía para conseguir que su hijo se hormonarse, y que lo que ella quería es que no se desarrollara como una niña, sino como él había decidido. ¿A caso no tiene él derecho a decidir como quiere ser?

Estos son diferentes casos de discriminación, aunque hay muchos más y esto es lo que realmente pasa, nos creemos que todo tiene cabida en esta sociedad "abierta", porque en la Constitución dice que todos somos iguales, pero esto no es realmente cierto. Tenemos rechazo a lo que ignoramos y esto no puede seguir así, porque TODOS somos ciudadanos y si no nos respetamos, la vida para los que son diferentes a la mayoría y/o desconocidos se convierte en un verdadero calvario.









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