domingo, 29 de abril de 2018

Quemar los libros: Tertulia

Como tarea de lectura, este trimestre Nuria, Javi, Alba, Carlos y yo hemos realizado una tertulia sobre los libros que merecían ser "quemados" y los que deberían ser salvados y que hemos ido leyendo durante secundaria y bachillerato, haciendo mención a la quema de libros que se presencia en El Quijote.

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Espero que la disfrutéis:


domingo, 8 de abril de 2018

Las clases de Lengua en el Chaves Nogales

El IES Chaves Nogales se fundó en el año académico 2012-2013 y desde entonces ha intentado romper nuestros esquemas de lo que es un instituto y, cómo no, lo hizo también en las clases de Lengua Castellana y Literatura en las que empezamos a utilizar un libro digital y a usar documentos compartidos en Drive para resumir lo esencial de cada tema colaborativamente. De hecho, llegamos a hacer un trabajo que contara tanto para Ciencias de la Naturaleza como para Lengua Castellana, lo que era algo bastante raro.

Cuando llegué a primero de ESO tenía la idea de que en Lengua había que memorizar los tiempos verbales, hacer actividades de comprensión lectora y realizar análisis morfosintácticos, pero en ese año lo que tratamos fue, principalmente, la expresión, las coherencia, la cohesión, los géneros periodísticos, la narrativa, una leve idea de sintaxis que nada tenía que ver con el nivel que traíamos del colegio y cómo hablar en público: hicimos nuestra primeras exposiciones orales, sobre las mitologías.

En definitiva, en primero experimentamos pequeños cambios en la metodología, pero que para nosotros ya era, por aquel entonces, bastante.

En 2° de ESO empezamos a grabar vídeos para las clases de lengua y a trabajar por proyectos: realizamos un vídeo de la comunicación no verbal y un vídeo-poema y como proyecto hicimos el de Editoriales, que se trataba de hacer una página web de una editorial en el que publicáramos libros con reseñas y portadas inventadas, lo que por aquel entonces me causó varios dolores de cabeza porque nunca habíamos creado una página web ni tampoco sabía como hacer un libro que no existía, pero al final todo acabó bien. 

Al fin y al cabo, tener que hacer la página web nos hizo aprender como se hacía, lo que valoro positivamente.

En 3º de ESO empezamos con los famosos y temidos comentarios de texto, lo que en esa época al principio me pareció un poco tosco, pero he de reconocer que me ayudó a aprenderlo con más calma y en condiciones (aunque lamentablemente siga cometiendo errores). Durante ese año, como el temario trataba de la Literatura Medieval, para que nos situáramos en el contexto, desde el departamento se decidió que deberíamos grabar un informativo medieval y que cada grupo de la clase se encargaría de realizarlo de un par de siglos, para lo que hicimos una excursión al centro. Ese día estaba malo con gripe y como mis compañeros no se llevaron nada para grabar, tuvimos que grabarlo en el instituto, pero al final tampoco pillamos mala nota: eso sí, como yo no podía salir en imágenes, tuve que encargarme de hacer todo el guión...

Desde mi punto de vista, los trabajos en los que había que grabar algo en vídeo no eran necesarios porque los podíamos haber hecho en la clase porque no tener un programa de edición en condiciones o un ordenador con una mejor tarjeta gráfica que el que nos dió la Junta de Andalucía, lo que hacía que tuviera que depender de que otro lo editara, lo que no me hacía mucha gracia porque se supone que en un grupo todos los integrantes deben tener las mismas posibilidades de llevar a cabo una actividad, y más si estamos hablando de un instituto público.

Ese año empezamos también a tener un blog de aula, lo que en principio no me pareció bien porque ello suponía publicar en internet nuestros escritos y comentarios y que quedan en la web para siempre, pero luego pude comprobar que era una forma de tener todo más organizado y que no tenía por qué llevar nuestro nombre.

4º de ESO fue un curso en el que la concepción de la clase de lengua cambió totalmente: teníamos que ponernos siempre en grupo porque el profesor pensaba que en nuestra vida íbamos a tener que trabajar muchas veces así y que cuanto antes nos acostumbráramos, mejor. Al principio no me importó porque lo que debíamos hacer eran tareas individuales y nos servía porque nos ayudábamos entre nosotros y si alguien no hacía algo era su problema. El problema empezó cuando tuvimos que hacer proyectos en grupo porque si te tocaba con alguien al que no le apeteciera hacer nada, te tenías que aguantar y hacerle el trabajo tú: si no salía adelante el trabajo es culpa del grupo que no ha sabido solventarlo.

Empezamos, por tanto, a tener un contacto con el método Montessori, que consiste en aprender haciendo trabajos con una breve introducción explicativa del profesor.

Fue el año que hicimos más proyectos: el de Regeneración del 98 y el de un movimiento de vanguardia. El primero fue el más complejo y el que nos llevó más tiempo: se trataba de conocer a 6 autores principales de la Generación del 98 y, a partir de ahí, llevar a cabo una tertulia en la que cada uno encarnara a un personaje y, cómo no, grabarlo en vídeo pero como yo no podía salir en vídeos tuvo que ser en audio... Ese año fue el año de los vídeos: cada dos por tres nos mandaban hacer uno, cosa que detestaba. Ese año, en vez de hacer reseñas de libros por escrito, los hicimos en audio, las famosas "audiorreseñas" que contaban un punto de cada trimestre y que si hacías además una tarea, te subía hasta medio punto en la asignatura para la que la eligieras.

El único aspecto positivo de ello es que gracias a ello no tuvimos que hacer ningún examen de literatura, que hubiera consistido en memorizar teoría y que por lo menos, lo poco que aprendimos en el proyecto nunca se nos olvidará. Además, también hay que reseñar que ese año aprendimos a exponer en condiciones, gracias a vídeos de Fabiani.

En 1° Bachillerato cambiamos un poco la dinámica, porque la profesora decidió que como teníamos clase los viernes, esa hora se dedicaría al proyecto el llamado "Espacio TIC" y las otras dos a avanzar materia de lengua, lo que no me pareció bien porque al final había una gran cantidad de frentes abiertos que no se hacía rentable porque podías dar en una semana 3 cosas distintas a la vez que no se conectaban la una con la otra.

Hicimos un maravilloso proyecto sobre la literatura del Siglo de Oro en el que al final aprendías de todo menos literatura, porque en el proyecto no se veía nada con profundidad.

Otro proyecto que hicimos fue "Detectives literarios" que consistía en buscar textos de la literatura medieval a través de unas pistas que nos daba la profesora, hacer un comentario de texto y exponerlos en una presentación y después buscar textos con sus pistas correspondientes para poder jugar al juego que era del tipo "trivial".

Este último curso hemos vuelto a la realidad: estamos en 2° bachillerato y se debe dar la materia del temario, pero para ayudarnos a subir la nota de la asignatura se nos propone hacer canales temáticos de Youtube en grupos y ello conlleva hablar delante de una cámara lo que me resulta complicado pero que, poco a poco, voy mejorando.

En conclusión, todo lo que hemos hecho en clase de lengua me ha servido para aprender, además de lengua, otras muchas cosas que a lo mejor no tienen que ver con la asignatura, pero que me puede servir en un futuro no muy lejano.

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