miércoles, 31 de enero de 2018

Ensayo: Las mujeres y los hombres en la literatura

El estudio de los personajes femeninos y masculinos en la literatura es un asunto importante en la actualidad por no dársele en los libros de texto la misma importancia necesaria a las mujeres escritoras, poetas, pensadoras y artistas del siglo XX principalmente. En este ensayo voy a examinar las distintas razones por las que esto podría haber sucedido.


Recuerdo cuando durante el año pasado dos compañeros de 4º ESO hicieron una presentación sobre un grupo de la Generación del 27 al que se le pasó a llamar “Las sinsombrero” porque Maruja Mallo, Margarita Manso, Salvador Dalí y Federico García Lorca decidieron quitarse el sombrero al pasear por la Puerta del Sol de Madrid, una actitud transgresora para los años 20 del siglo pasado en una España que vivía la Dictadura de Miguel Primo de Rivera. Nombre que, según me explicaron luego pasó a ser asociado al de las mujeres de la Generación del 27 que han a un segundo plano en los manuales de literatura. Esto me llevó a preguntarme las razones por las que esto sucedió y si estaban en condiciones de igualdad los componentes de ambos sexos.


El motivo por el que son menos conocidas que los hombres se debe a que hasta la segunda década del siglo XX el índice de anafalbetismo era muy alto es España, sobre todo entre las mujeres. Sin embargo, con la llegada de la Segunda República, las mujeres consiguen alcanzar un gran avance en la educación, mejorando tanto el índice de alfabetización entre las mujeres como el acceso a los niveles superiores de la educación por las mismas. Sin embargo, el período en que se mantienen estas reformas fue relativamente corto.


Además otro fenómeno que se produce es que la mayor parte de las mujeres poetas o están en el exilio o se dedican a otros trabajos como el caso de Josefina de la Torre, que a raíz de la Dictadura deja de escribir poesía y se vuelca en su faceta de actriz. A todo ello, se suma el hecho de que la mayoría de las mujeres poetas no publicaron su obra poética en ninguna editorial en forma de libro, sino poemas sueltos en algunas de las numerosas revistas que en esa época surgieron como Héroes y Litoral. Ese es uno de los principales factores por lo que la poesía femenina se conocía menos, por la menor difusión que tuvo su obra, ya que las revistas de poesía tenían un público y una difusión limitadas.


Las mujeres, aunque con el mismo talento que los hombres para la literatura estaban, por tanto, en desigualdad de condiciones pues su condición femenina les dificultó poder acceder primero a la educación y después a la publicación de su obra, pues durante la década de los años 20 era mal visto la presencia de la mujer en determinados ámbitos, sobre todo el artístico, literario, cultural y esto continuó durante la Dictadura de Franco (1939-1975), cuando se intentó que la mujer fuera relegada a tareas domésticas, lo que constituyó la principal causa de la tardanza en reconocer su obra en España.


Pese a que pudiera parecer lo contrario, la relación entre los componentes masculinos y femeninos de la Generación del 27 fue igualitaria, ya que eran en algunos casos compañeros de estudios en la Institución Libre de Enseñanza de Francisco Giner de los Ríos en Madrid.

Prueba de ello es que en algunos casos los poetas presentaban o prologaban libros de las poetas, otras se vieron incentivadas por los escritos de sus compañeros de Generación a escribir poesía.


Otra evidencia de ello es la existencia de varios matrimonios entre algunos poetas y mujeres poetas por ejemplo Concha Méndez y Manuel Altolaguirre, Carmen Conde se casó con el poeta Antonio Oliver Belmás, María Teresa León y Rafael Alberti y que fueran las poetas alumnas o musas de los poetas como por ejemplo Pilar de Valderrama era “la Guiomar” de Antonio Machado. Aunque, como antes se ha visto quienes eran conocidos eran ellos y ellas solo eran “las mujeres de”, lo que provocó que desgraciadamente solo ellos fueran galardonados y reconocidos como miembros de la Generación del 27.


Por otro lado, podemos observar que los hombres y las mujeres escriben sobre los mismos temas en muchos casos aunque incluso hay mujeres que en el tratamiento de algunos temas utilizan una forma más vanguardista. En algunas ocasiones las mujeres son más innovadoras que los hombres en el aspecto formal, claro ejemplo de ello son Elisabeth Mulder que escribe un poema a un pulpo; y María Cegarra, que dedica poemas a las reacciones químicas.


Recuerdo el ansia de perpetuidad por medio de la poesía que caracterizaba a la una de las etapas de la poesía de Juan Ramón Jiménez, el mismo ansia que seguro tendrían estas mujeres por ser reconocidas en España. Me pregunto qué dirían ellas si vieran los avances que se han conseguido desde el feminismo como las leyes de igualdad por las que en la actualidad nos parece inconcebible que de un grupo solo se reconozcan a los varones. Sin embargo, también me pregunto qué dirían ellas si vieran que la inmensa mayoría de la población española no sabe de su existencia. Es por ello que hay que reconocer que todavía queda mucho por hacer en muchos campos para que se haga valer la labor de muchas otras mujeres que todavía siguen estando eclipsadas por otros personajes masculinos.


Por desgracia, en la mayoría de los casos los hombres de la Generación del 27 no supieron valorar en su justa medida la obra de las mujeres poetas no incluyendo igualitariamente en las antologías obras de hombres y mujeres, fruto de la situación social de la mujer en la sociedad de la época. Ya que hemos conseguido cambiar la causa de su falta de reconocimiento, hagamos también por conseguir su reconocimiento en la sociedad española.




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